10 feb 2011

De hostias y sucederes

Andaba yo de libranza laboral, mas en la cima de mi quehacer doméstico, la estima por los cielos, recortando la arizónica con una sierra de bricolaje, “sí, sí, mirad, soy capaz de hacerlo sin motosierra, sin molestar a los vecinos” cuando el mundo se acercó a mí a velocidad de vértigo.  
Si alguien es capaz de calcular con qué fuerza impacta en el suelo un cuerpo de 100 kg de masa que queda, de repente, suspendido en el aire, en plano inopinadamente horizontal, sierra en mano y a dos metros diez de altura, que nos alumbre con el dato. Yo os lo diré sin ambages ni criptogramas alfanuméricos.



 Se trata de una hostia de primera. Uno cae al suelo a plomo, como si deseara estamparse contra el infierno más que ninguna otra cosa en el mundo. Si, además, la diosa fortuna, oh, zorra exquisita, tiene a bien esperarte en el suelo en forma de pata de escalera de aluminio resistente, sí, muy ligera sí, pero por dios que poco estable, y te das en la sien así que caes con lamierdalapatala’scalera, caramba, duele.


Ni veinticuatro horas habían pasado cuando, feliz, porque el pisto al horno está tan rico como en puchero, pero salpica menos, intentaba arreglar la rejilla escurridora de un invento ingenioso de mi suegro, Juan, para enharinar alimentos (ingenioso de verdad, fabricado en metacrilato por sus hábiles manos), cuando, ladinamente, el destornillador con el que intentaba yo apretar un esquivo tornillo, dejó atrás la desgastada ranura del tornillo y fue a buscar la yema de mi dedo índice (izquierdo) para atravesarla, literalmente, de lado a lado, y perdonando, de milagro, la vida a la falange distal.


¿Me ha mirado un tuerto? No me sorprendería, dado mi atractivo, que algún desdichado visual quiera fijarse en mí, pero mucho me temo que esta desfortuna es mi sino en estos meses y que me toca aguantar el tipo.
Y, además, no puedo tocar la guitarra en unos días, ¡brrr….!

9 comentarios:

  1. Sana, sana, culito de rana, si no sana hoy, sanará mañana (canturreo acompañado por besitos en la zona dañada). ¿No te cantaban ésto de pequeño?

    Que te mejores. Y te lo dice una que el otro día se clavó el filo de la hoja de una puerta en toda la cara, de arriba a abajo, hacia el centro del ojo derecho.

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  2. Es lo que nos ocurre a los que tenemos demasiada vida interior, Kotts, que no podemos estar atentos a los avatares cotidianos. ¡Que nos perdone el cielo por ser sublimes...!
    Gracias, hija y lo mismo te deseo yo a ti; ¿una puerta...? Eso debe doler...

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  3. No, Jordi, no te ha mirado ningún tuerto, simplemente te viene de familia. El día que los Duret os convezcáis de que tenéis dos manos izquierdas, dejaréis de cortaros hasta con el papel de las tiritas que os ponéis porque habéis intentado cambiar el mocho de la fregona y os habéis rebanado la mano en el giro. Un beso. Tu cuñá

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  4. Dios... ¿¡quién eres!? Porque lo malo no es que tienes razón: lo peor es que firmando como mi cuñada, y diciendo lo que dices, puedes serlo de cualquiera de los otros tres duretillos a los que, efectivamente, dios no nos llamó por la senda del bricolaje, ni siquiera el más elemental. En fin, supongo que eres Ana, porque los del mocho tiene una pinta marianil que ni te cuento.
    Un beso gordo a ti.

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  5. Pabernosmataó, qué jodía racha..
    Me ha dicho Dulcevoz en persona que acabas de salir y que estás bien, así que me lo voy a creer.
    Mucho cuidadín, querido Yorch, mucho cuidadín.
    (esta vez lo he entendido todo, que conste)

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  6. Suena peor de lo que es... en realidad no es ná, pura dramatización con fines artísticos.
    Ya me ha dicho DulceVoz que llamaste. Eres un solete.
    UN beso. Dos. Bueno, un montoncillo.

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  7. Pero alma de cántaro, cómo se te ocurre hacer ese tipo de cosas.

    Yo soy un desastre para el bricolage, por tanto... no lo hago y ahorro una pasta en tiritas. Mira tú.

    Venga, ánimo que todo se pasa. Ahora a poner cara de "me duele mucho" y que te cuiden.

    PD. ¿No será una maldición divina por vender la Gretsch?

    Abrazos man.
    MA

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  8. Uops! la ecuación es fácil, MA; la comunidad me dice, con razón, que tengo la arizónica tan desmelenada que tapa las farolas y las anula. Entonces o contrato a alguien para que lo haga, o lo hago yo. No tengo dinero para contratar a nadie, así que lo hago (mal y accidentadamente) yo.
    En cuanto a la maldición... si consigo alguna de las dos guitarras que busco, voy a disfrutar como un enano. Y ya me perdonarán los dioses cuando me oigan rockanrolear.
    Un abrazo, my friend.

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  9. Pues no sabes lo bien que suena eso de tener la arizónica desmelenada. Más que pena, das envidia..

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