1 mar 2011

¡... y cinco!

El sábado pasado vinieron dos bajistas al santuario de Los Ciclones, para probar, a ver qué tal. Habíamos incorporado, la semana anterior, a un guitarrista, pero al bajista que probamos no le gustó la banda ni el proyecto, así que había que seguir buscando. Y teníamos dos candidatos.
El primero, Jose, en realidad, no era bajista, sino guitarrista, pero se había pasado al bajo porque lo que quería era tocar en una banda y, lo sabe cualquiera que lo haya intentado, lo que demandan los grupos por ahí es bajistas y bateristas, los guitarras sobramos.
Jose llegó, maravillosamente ataviado de rocker clásico, perfectamente vestido de negro (botas chúpamelapunta, pantalones intravenosos, camiseta y chupa ajustada) y con un tupé genuino, y una actitud de lo más colaboradora. Me gustaba mirarle mientras tocábamos porque cerraba los ojos y (no) miraba al techo y se notaba que, para dejar salir su música, primero dejaba que le entrara, en una actitud abierta, receptiva, muy musical. Se notaba que no era bajista en algunos detalles, pero yo me di cuenta de que ese hándicap lo supliría con talento musical y trabajo. Cuando le pedimos que intentara unos coros y Buch, él y yo hicimos un pequeño corro para hacer una par de armonías a capella, se lanzó sin tonterías y la cosa funcionaba. Jose se fue a las dos horas de haber llegado. Le acompañé a su coche y me despedí de él pensando que a la mañana siguiente le estaría llamando para que se uniera al grupo.
Unos minutos después llegó Arturo. Es zurdo. No iba vestido de nada. Sacó un bajo de 5 cuerdas, de luthier, y todo lo que he dicho de Jose y su estupenda actitud, vale para Arturo. Pero con una diferencia: Arturo es bajista y eso se nota hasta en la forma de poner las manos sobre el instrumento, hasta en cómo le cuelga el instrumento cuando no lo estás tocando y, simplemente, comentas algo con los demás. Humana, personalmente, también Arturo es un tipo de primera y desde que terminó la primera canción que tocamos juntos, creo que todos sabíamos que sería Arturo, si él quería, nuestro nuevo bajista.
(Al día siguiente me tocó la papeleta de llamar a Jose para decirle que él no era el elegido. Por alguna razón, tuve una empatía especial con él y el par de conversaciones y de emails que hemos intercambiado luego, me lo han demostrado: simpatizamos mucho. Tenemos una visión parecida y no descarto, si mis circunstancias mejoran un poco, hacer alguna cosilla con él, porque creo que juntos podemos hacer cosas chulas.)
Arturo es, de lejos, el mejor instrumentista de los cinco que ahora formamos la banda y nos va a ayudar, y mucho, a que sonemos de una manera más convincente. Más contundente. Si llega a entenderse bien con Bienve, el batería, Los Ciclones puede llegar a ser una gran banda de rock. Bueno, ya sabéis a lo que me refiero… a una banda de esas que entras en un bar cuando están tocando y hace que te quedes hasta el final. Que cantes y que bailes. No me refiero a otro tipo de éxito.
Una semana antes probamos y nos quedamos con Pedro, nuestro nuevo guitarrista. Ahora nos resta ensayar, ensayar y ensayar un poco más, a ver si este verano podemos dar algún concierto decente. Sinceramente, creo que con los cambios, en conjunto, vamos a mejorar, si en el local de ensayo y cada uno en nuestra casa, trabajamos en la misma dirección. Pero eso, ya sabéis, sólo podréis juzgarlo vosotros, si es que alguna vez nos visteis, si es que alguna vez nos queréis volver a ver. Yo no me lo perdería...

2 comentarios:

  1. Vaya, para la próxima vez que te llame prometo leer antes esto y no hacerte repetir mismamente lo mismo. Pero tú no te cortes, no me importa que me digas "a lo escrito te remito" y cambies de tema.
    Larga vida y mucho éxito para esos nuevos Ciclones!!

    ResponderEliminar
  2. Me sumo al comentario de Alicia: long live Ciclones!

    ResponderEliminar

Usted dirá...